Un año más, Booking.com nos distingue con su premio "Traveller Review Award 2023".
El mérito es vuestro queridas y queridos amigos, sin vuestros comentarios no hubiera sido posible.
Muchas gracias.
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¿Cómo lo hacemos?
Utilizamos como materia prima un recurso local como el agua de red, aplicando las mejores tecnologías para el tratamiento y optimización del agua, que nos permite ofrecerte así, un agua de gran calidad, manteniendo intactos sus minerales naturales beneficiosos para tu salud.
La envasamos y servimos al momento cuando la pides, sin largos períodos de almacenamiento.
Calidad y seguridad
Desde el origen del abastecimiento hasta su entrega al consumidor, el agua pasa por unos controles analíticos exhaustivos, tanto de sus características físicas como químicas y microbiológicas, garantizando su calidad y seguridad.
Cada botella es higienizada en el establecimiento después de cada uso con un RAC especial de lavavajilas a 80º, al igual que el resto de la vajilla.
Gracias a la obtención de la certificación de Calidad Alimentaria podemos garantizar que, nuestra agua tiene una alta calidad y total seguridad en su consumo, puesto que está supervisada por un sistema de auditorías y controles independientes que asegurarán en todo momento la calidad del agua y los sistemas de autocontrol.
Cero plásticos
Servida siempre en envases de vidrio reutilizables, sin generar ningún tipo de residuo con cada uso.
Cero CO2
Eliminamos de la ecuación el transporte de agua de manatiales hasta la mesa, con la reducción de CO2 que ello supone.
Menos es más
Eliminamos cualquier componente que no pueda ser reutilizable. Como puedes ver, nuestro envase no utiliza etiquetas de papel ni de plástico.
Esperamos que esta iniciativa sea de tu agrado y disfrutes sabiendo que estás ayudando a cuidar del medio ambiente.
Quienes visitan Montenegro de Cameros suelen
repetir. Algunos son asiduos y pasan alguna semana durante el verano;
otros son excursionistas y montañeros que acuden en cualquier época del
año, pero sobre todo en primavera y otoño, y disfrutan de las muchas
oportunidades que ofrece aquí la naturaleza. La comarca de Cameros es un
territorio singular al que está ligado el pasado (y en buena medida el
presente) de Montenegro. De hecho, hasta la afrancesada y absurda
división provincial de Javier de Burgos (1833), los pueblos cameranos,
además de tener una entidad histórica y económica común, pertenecían en
su totalidad a Soria. Tras esta división, todos excepto Montenegro
pasaron a formar parte de la provincia de Logroño; formada por los
partidos de Calahorra, Alfaro, Aguilar y Enciso (procedentes de Soria) y
los de Logroño y Santo Domingo de la Calzada (procedentes de Burgos).
Se sabe muy poco del pasado lejano de Cameros, una tierra habitada por
arévacos y pelendones, romanizada muy tangencialmente hacia el siglo II.
Probablemente sólo fuera un territorio de paso entre la Meseta y el
Valle del Ebro, donde los romanos construyeron algunas calzadas que,
siglos más tarde, fueron aprovechadas para trazar las cañadas por las
que circularía el ganado trashumante. Tampoco hubo presencia estable de
los musulmanes (probablemente por lo inaccesible del relieve) en la zona
denominada Camero Nuevo, a la que se adscribe Montenegro: comprende el
territorio de las cuencas altas de los ríos Leza e Iregua. El territorio
era de importancia estratégica para el control de los puertos que
conectaban con la Meseta, pero estuvo prácticamente deshabitado hasta el
siglo X, cuando empezó la repoblación con gentes oriundas de Burgos,
Álava y Navarra. Desde este siglo hubo un Señorío de Cameros, fundado
por García Sánchez III de Pamplona y controlado desde 1366 por la
familia Ramírez de Arellano, condes de Aguilar, quienes lo reciben por
donación de Enrique II de Trastámara. Una más de las "mercedes
enriqueñas" con las que este rey fratricida premiaría a los que le
apoyaron en sus enfrentamientos con su hermano Pedro I de Castilla. La
mayoría de los Cameros (algunos pueblos fueron desgajados y entregados
pocos años después por el propio Enrique II al duque de Nájera)
permaneció bajo el dominio de los condes de Aguilar hasta la supresión
de los señoríos en 1812 por las liberales Cortes de Cádiz. Sin embargo,
los historiadores coinciden en que el dominio feudal fue relativamente
leve en estas tierras. Los cameranos eran hombres libres, pequeños
propietarios de ganado ovino que pagaban algún tipo de tributo (en
dinero o en especie) a los señores que detentaban la autoridad
jurisdiccional y administrativa.
No
es de extrañar que hayan surgido varias leyendas en torno a la
sobrecogedora y silenciosa Laguna Negra. Según los eruditos sorianos
Blas Taracena y José Tudela, estas leyendas son análogas a las de todas
las altas lagunas: que sus aguas se comunican con el mar, que se
producen en su centro remolinos capaces de engullir cuanto se les
acerque; que, sumergida en ella una res muerta y desollada, la fuerza de
las aguas consume la carne y deja pelado el hueso; que en ella se
forjan las tormentas; que de ella surgen los vientos. Y se cuentan
sucesos truculentos ocurridos cerca de este lugar, como el que recoge
"La Tierra de Alvargonzález", el sombrío romance machadiano inspirado en
una vieja leyenda soriana: